miércoles, 9 de mayo de 2012

Paraguay .El caso del  incendio de un depósito de agrotóxicos...se parece tanto...
El 6 de julio pasado el humilde barrio de San Vicente de Asunción se despertó en medio de la madrugada con el mayor de los sobresaltos, cuando las llamas que salían de los grandes depósitos de agrotóxicos de la Oficina Fiscalizadora de Algodón y Tabaco (OFAT) amenazaban con consumir sus viviendas de techos de zinc y paredes de cartón...
...El informe de los diputados dice textualmente: "Según informaciones de los Bomberos Voluntarios que actuaron en la ocasión, el incendio tuvo tres focos de iniciación, hecho que nunca se produce en un incendio accidental, lo cual hace presumir gravemente sobre la intencionalidad del siniestro". Esta clara intencionalidad, añade, constituye un crimen que debe ser castigado con todo el peso de la ley, independientemente del delito ambiental en que, por negligencia, habrían incurrido las autoridades. El documento legislativo llama por otra parte la atención sobre la ubicación inadecuada del depósito de agrotóxicos de la OFAT...







Un incendio provocado que causó un daño irreparable

El 6 de julio pasado el humilde barrio de San Vicente de Asunción se despertó en medio de la madrugada con el mayor de los sobresaltos, cuando las llamas que salían de los grandes depósitos de agrotóxicos de la Oficina Fiscalizadora de Algodón y Tabaco (OFAT) amenazaban con consumir sus viviendas de techos de zinc y paredes de cartón. Rápidamente, los vecinos salieron de sus casitas y comenzaron a colaborar con baldes de agua y mangueras para extinguir el fuego, sin imaginar las consecuencias que para ellos traería ese incendio que, ahora se sabe, no consistió en un simple accidente, como se creyó en un principio. A esa conclusión llegaron los miembros de una Comisión Especial de la Cámara de Diputados, conformada con la exclusiva misión de averiguar las causas del siniestro, producido hace ya cuatro meses.

En efecto, los Bomberos Voluntarios del Paraguay confirmaron a los diputados que comprobaron la existencia de tres focos diferentes de inicio del incendio, algo que no se da cuando se trata de un hecho accidental. Sin embargo, esta prueba no fue suficiente para que las autoridades de las instituciones involucradas tomaran cartas en el asunto y ordenaran el cierre definitivo de los depósitos de la OFAT, que siguen funcionando como si nada hubiera sucedido.Tampoco sirvió para que se paliara en alguna medida las secuelas que la quema de estos insecticidas dejó en los habitantes de San Vicente. Hoy, la indiferencia oficial sigue cerrando puertas a los pedidos de ayuda realizados por los afectados. Y los niños siguen jugando, inconscientes del peligro, en medio de los desechos tóxicos que quedaron enterrados en la canchita del vecindario, respirando a cada segundo el aire contaminado de veneno.

Un lapidario informe

El informe de los diputados dice textualmente: "Según informaciones de los Bomberos Voluntarios que actuaron en la ocasión, el incendio tuvo tres focos de iniciación, hecho que nunca se produce en un incendio accidental, lo cual hace presumir gravemente sobre la intencionalidad del siniestro". Esta clara intencionalidad, añade, constituye un crimen que debe ser castigado con todo el peso de la ley, independientemente del delito ambiental en que, por negligencia, habrían incurrido las autoridades. El documento legislativo llama por otra parte la atención sobre la ubicación inadecuada del depósito de agrotóxicos de la OFAT, así como sobre la manipulación, el uso y el transporte de las sustancias tóxicas, lo cual Rel-UITA denunció oportunamente. 

Los diputados destacan la responsabilidad de ciertas instituciones en esta tragedia ambiental, en particular la Municipalidad de Asunción, la Secretaría del Ambiente y el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, por permitir el funcionamiento del depósito en un área urbana densamente poblada, y sobre todo el Ministerio de Agricultura y Ganadería, identificado como el “principal responsable” de los hechos.

"Hasta la fecha todas estas instituciones han actuado tímidamente y luego de presiones de la sociedad civil. Pero esta situación tiende actualmente a quedarse en el olvido y a abandonar a su suerte a los afectados. Estos siguen en el lugar. Continúan con variadas afecciones, con el riesgo de padecimientos crónicos a largo plazo, difícilmente medibles o pronosticables, porque ni siquiera pudimos saber con certeza qué productos estaban depositados en la OFAT, ni qué consecuencias podría tener en ellos el cóctel de químicos que se formó con el agua al apagar el incendio, ni la mezcla de gases liberados al ambiente durante la combustión de los agrotóxicos", expresa el documento.


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